Jaque mate a los comerciantes y profesionales Ante la falta de actualización de las categorías del monotributo, el gobierno ahoga económicamente a cerca de un millón y medio de personas

Compartir:

En el marco del estancamiento económico, la presión impositiva empieza a acrecentarse con el pasar de los meses, afectando al grueso de los trabajadores y a importantes sectores de la clase media.

El monotributo y el Impuesto a las ganancias (ver recuadro) son dos de las herramientas utilizadas por el estado para hacerse de una parte de los ingresos de millones ocasionando una afección directa en el poder adquisitivo de los argentinos.

Si se toma el caso del monotributo, utilizado principalmente por comerciantes y profesionales, puede vislumbrarse el sistema perverso impuesto por la AFIP que tiende a acorralar económicamente a quienes no trabajan en relación de dependencia.

El problema reside en que, pese a la inflación, desde enero del 2010 el gobierno nacional no actualiza las escalas de dicha contribución, lo que genera que ante una mayor facturación (impulsada por la crecida de precios y no por un mejoramiento en los ingresos reales) miles de personas deban cambiarse de categorías, debiendo así pagar montos cada vez más grandes.

Por ejemplo, un monotributista que a principios de 2012 pertenecía a la categoría E (facturando hasta $6000 mensuales) pago una cuota de $210 y $180 en concepto de aportes jubilatorios y obra social. El monto total de lo abonado llegó a los $390, lo que representa el 6,5% del total de sus ingresos. Ahora bien, impulsado por la inflación un año y medio después, el profesional en cuestión facturó $8000 (un 33% más), lo que hizo que la cuota se incrementara a $400 más $257 por obra social y aportes. A partir de allí debió pagar $ 657 lo que equivale a un 8,2% de sus ganancias, viendo incrementarse la presión tributaria en 1,7%.

“El monotributo tiene bandas de aportes que implican diferentes alícuotas, esas bandas no se actualizan entonces cuando la gente aumenta la facturación van pasando a bandas superiores teniendo que pagar más”, indicó a Hoy Jorge Colina, economista de la consultora Idesa.

La situación ha generado que miles de comerciantes superaran los topes del monotributo, debiendo pasar al Régimen General, el cual es mucho más costoso. De hecho el último dato de la AFIP, sostiene que en septiembre de 2012 cotizaron 1.407.032 monotributistas, un 17% menos que en igual mes de 2011.

“Aquellos pequeños comerciantes que están en el límite del monotributo, se salen del monotributo y pasan a tributar ganancias lo cual significa una presión tributaria mayor”, agregó Colina, quien además comparo la situación con el impuesto a las ganancias, el cual “no se actualiza por la inflación y se termina pagando más”.

 

“La presión tributaria se va acentuando”

En dialogo con Hoy, el economista Manuel Solanet sostuvo que “la presión tributaria se va acentuando aun a pesar de que los ingresos reales no lo están haciendo”.

En ese marco, cuestionó la presión impositiva y puso a la inflación en el eje de los problemas. “Pasa con el monotributo lo mismo que con todas las escalas del impuesto a las ganancias. Al mantenerse inalteradas se salta de una escala a otra por el solo hecho de la inflación. El crecimiento de los ingresos es debido a la inflación y no a otra cosa”, aseguró el director de Políticas Públicas de “Libertad y Progreso”.

 

Las similitudes con el impuesto a las ganancias

Al igual que con el monotributo, el impuesto a las ganancias opera de manera similar. Es decir, los aumentos salariales que logran los trabajadores se están dando con el objetivo de mantener el poder adquisitivo ante la crecida inflacionaria. En ese marco, mucho de los aumentos en los montos salariales hace que cada vez más obreros deban abonar uno de los impuestos más liberales del estado nacional.

Más allá de que en marzo de este año el gobierno haya ajustado un 16,7% el mínimo no imponible, una parte mayor de los ingresos del trabajador sigue bajo la orbita del impuesto. Por ejemplo un trabajador sin cargas de familia con un sueldo neto de $ 10.000, debió pagar en marzo unos $ 346 en concepto de ganancias. Asimismo, si en mayo logró un 14% de aumento salarial, pasó a cobrar $ 11.400, generando que el impuesto le retenga $ 668. En ese sentido, y como ocurrió en la mayoría de las paritarias que cerraron escalonadas, en noviembre pasaría a percibir un incremento del 10%, lo que lo llevaría a cobrar $ 12.400, llevando, a su vez, el descuento impositivo a $ 898 por mes. Por último, en diciembre, tendría otro descuento mayor por la percepción del medio aguinaldo.

Si se tiene en cuenta dicha evolución durante un año, le descontarán por Ganancias $ 10.503, lo que equivale a un 85% del sueldo. “Lo que le molesta a la gente que percibe sueldos por arriba de $8000, es que cuando vienen los aumentos de salarios, dicho incremento termina siendo inferior porque termina pagando más impuesto a las ganancias”, sostuvo Colina.

 

El debate que se viene

Respecto al Impuesto a las Ganancias, varios analistas advierten que se viene un fuerte debate referente a si dicha presión tributaria podría recaer sobre el salario promedio.

“Se viene una gran discusión sobre si el salario promedio debería estar gravado por el impuesto a las ganancias. Si uno mira los países desarrollados el impuesto a las ganancias alcanza a los salarios promedios, pero el Estado brinda mucho mejores servicios. El punto es que en la Argentina el salario también está afectado por otros impuestos, por ejemplo las cargas sociales, un trabajador paga aportes personales para las obras sociales, contribuciones patronales y a sindicatos. En la Argentina se tiene que discutir cual va a ser la estructura impositiva que quiere tener, se tienen que discutir todos los impuestos que gravan al salario”, afirmó a nuestro diario el economista Jorge Colina.

 

Fuente: Diario Hoy

Compartir


También te puede interesar